Acabo de finalizar un jardín oriental que integra elementos de jardín chino y japonés, donde se puede disfrutar de un ambiente relajado con un delicioso rumor de agua que te envuelve por todos lados. No está al aire libre, pero se compensa con unos murales en las paredes del monte Fuji y un sol naciente. El techo es una simulación de cielo con nubes, de donde cae una suave lluvia.